martes, 10 de enero de 2012

Capítulo uno "Dulce realidad"

Prologo:
        Todo empezó cuando, una noche en estado de vela, estábamos hablando de una de las bandas que se convertiría en la favorita de las dos, una banda de Heavy Metal alternativo, llamada “System of a Down”, la banda que, de a poco se convirtió en una de las obsesiones más imaginativas en nuestro pequeño universo, lleno de música, lleno de ilusiones, las cuales “soñábamos con cumplir”.
                                                        Joan y Lu :)

Capítulo uno: “Dulce realidad”
      “-Contame una historia con Serj, que quiero soñar con él hoy también…
        -Bueno, pero vos me haces también una con Daron…”

Joan Grey:
Era emocionante.
Simplemente increíble, no podía contener mis desaforadas ganas de gritar y ganarle al resto del público.
Inclusive a Lu, creo que ella en ese momento, y por sus sentimientos incrementados de ver a sus ídolos más grandes, estaba más trastornada que yo…
Seguía gritando, fuerte, lo más fuerte que podía… entonces sentí su penetrante mirada, que se dirigía a nadie más ni menos que a mí.
Sentí que mi corazón latía más fuerte que nunca.
Ambas estábamos vestidas como las más grupies de las grupies, casualmente en el sector VIP que conseguimos bajo el concurso más afortunado del mundo.
Suerte.
Solo suerte…
Me miró, y mi ilusión se convirtió bajo la influencia de su mirada en una realidad.
Lu empezó a llorar con tanto ímpetu, que nos miraron ellos dos… y entonces Serj gritó algo que no pudimos alcanzar a escuchar, mientras miraba fijamente a mi amiga.
Extendí mi mano, y les indicó a los guardas que nos dejaran entrar.
Daron me sostuvo con sus largos dedos mientras miraba encantada a la persona más importante de mi mundo.
Lu se prendió  a Serj y él se animó  a sostenerla, con cierta ternura, que inquietó a mi amiga al punto de alcanzar su felicidad absoluta, en la cual ella estaba hechizada por un embrujo que Serj nunca había llegado a pronunciar.
Daron…
Bajo un trance, que duró tanto tiempo, ambos nos sumimos en los solos de su guitarra, mientras lo observaba, en cada movimiento, embargada por la música.
Olvidé que en ese instante yo era una groupie y él una estrella de rock, me dejé llevar al instante, mientras acaba la canción, y me llevaba de la mano a los camarines…
Sentí cerca la presencia de Lu a mi lado, que desapareció, con Serj y presentí que llegaba su momento de gloria.
Todo tan rápido, y en un corte que se me hizo eterno, a pesar de todo.
-Joan… me llamo Joan…
-Joan…-Repitió él.
Me miró, un momento antes de accionar, y yo le transmití mis sentimientos con una mirada, en el momento que empezó a besarme, quitándome absolutamente todo mi aliento en períodos tan excitantes, que me dejé llevar a un mundo de emociones, donde solo podía sentir el placer de su figura.
Y de repente estábamos los dos acostados, después de haber terminado, con el sentimiento de que esos momentos no acabarían nunca…
Lu Hudson:
        Estaba tan emocionada que sentía que mi corazón iba a estallar.
         A mi lado, mi amiga Joan gritaba con todas sus fuerzas, mientras yo le hacía el aguante.
         Mis ojos se concentraban en él, mientras yo lloraba desconsolada de verlo tan cerca.
         Logramos esos boletos VIP gracias a un bendito concurso, y a través del tiempo que pasábamos pensando en el concierto y la oportunidad que nos daban esos boletos, estábamos cada vez más ansiosas.
         Mi emoción era realmente incomparable a nada.
         Entonces sentí que Joan dejaba de gritar, y presentí algo increíble… miré al escenario, como un jodido y mágico instante de presentimientos tan profundos que no llegaba a entender como el mundo nos favorecía con la suerte.
         Serj se dirigió  a mí al hablar, unas palabras que no alcancé a oír, con disgusto.
         Pero mis lágrimas alcanzaron su auge cuando, con una seña de sus manos, Daron nos invitó, decidido, a subir.
         Serj no apartaba su mirada y yo estaba con la sensación de que todo adquiría sentido tras ese rostro que amaba desde que tenía memoria.
         Recordé que estaba vestida como una groupie, y él se percató de que mis lágrimas era sinceras.
         Dudé en avanzar, sentí que algo debía salir mal, no podía ser que la suerte nos favoreciera tanto.
         Era totalmente surrealista.
         Y empecé a sentirme desvanecer. Él presintió que iba a caer y me sostuvo con ternura. Sentí su esencia, su perfume, mientras me tenía agarrada, mientras yo lloraba.
         Nunca sentí tanta felicidad, ni emoción, era, simplemente inexplicable.
         Al terminar la canción, Serj me miró, y sostuvo mi mano con fuerza, guiándome a los camarines. Durante un instante miré a Joan, totalmente inconsciente, casi igual que yo, en un estado de aceptación a cualquier cosa que se cruzara en nuestras mentes.
         Bueno, era difícil explicarlo.
         Dejamos a Joan con Daron, y Serj me condujo a su habitación, mientras yo me consumía en llantos de miedo, alegría, excitación…
         Él me entendía. Y me abrazaba.
         -Soy… Lu Hudson…-murmuré.
         -Soy Serj Tankian.
         Una respuesta que valía la pena saber. Quería que supiera quién era yo, de alguna forma, quería que fuera especial. Y él lo sabía.
Era tan delicado, tan suave conmigo, que lograba seducirme a pesar de todo. Su fascinación a conmigo era apenas comparable a la atracción que sentía a él.
         -Serj… Tankian…
         Apenas lograba susurrar su nombre, mientras él se acercaba a mí, suave, y acariciaba mi pelo castaño, mientras acercaba sus labios a mí, sin dudar, sintiéndose tan firme, que yo di el paso. Mientas nos besábamos, el me agarró de la cintura, y yo sonreí, mientras él murmuraba algo que no acaba de entender, a causa de la excitación que me producía.
         Mientras lo hacíamos, la felicidad invadía mi intimidad, junto con él, un momento tan eterno, que al terminar había pasado, sin lugar a dudas, el momento más feliz de mi vida.
         No se fue al instante, ni siquiera al rato. Se quedó allí conmigo, abrazándome, y me sentí tan jodidamente especial que acariciaba su rostro, mientras el sonreía con ternura.
         Era raro.
         Pero nunca, nunca jamás iba a olvidar eso. Quién supiera, si una groupie real podría haber sentido lo mismo.

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